Enfermedad de la tiroides: más común de lo que piensas

Enfermedad de la tiroides: más común de lo que piensas

La frecuencia de presentación de una enfermedad tiroidea es variable, puesto que depende de las características de la población estudiada, sin embargo, estudios muestran una prevalencia de hasta 20% en mujeres postmenopáusicas. La glándula tiroidea se encuentra localizada en el cuello, por delante de la tráquea y está conformada por dos lóbulos, uno a cada lado, que se encuentran unidos en la región central por el istmo, dándole una apariencia en “mariposa”. 

La tiroides es una glándula que se encarga de la producción de hormonas como la tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), las cuales son encargadas de regular el metabolismo y se encuentran relacionadas con el crecimiento y desarrollo de otros sistemas del organismo. Estas hormonas también son importantes en la regulación de la temperatura corporal, el consumo de energía del organismo, regulación del apetito y el sueño, el metabolismo de los carbohidratos y de los lípidos.

Las enfermedades de la tiroides se pueden dividir en dos grupos:

  • Enfermedad de la tiroides relacionada con alteración de la producción de hormonas:

En este tipo de enfermedad tiroidea se ve una alteración en la capacidad de la secreción hormonal de la glándula, en algunos casos se manifiesta con la disminución de la secreción hormonal y en otros con el exceso de secreción hormonal.

Hipotiroidismo:

El hipotiroidismo es un trastorno en el cual la glándula tiroides no produce una cantidad suficiente de hormonas. En sus etapas iniciales puede no producir síntomas (hipotiroidismo subclínico), sin embargo, en etapas más avanzadas se puede asociar a problemas de salud como obesidad, sensación de cansancio, intolerancia al frío, estreñimiento, resequedad de la piel, debilidad muscular, niveles de colesterol elevados en la sangre, dolores articulares, depresión, alteraciones de la memoria, alteraciones en el ciclo menstrual, infertilidad y enfermedad cardiaca. 

Las causas más frecuentes de hipotiroidismo son:

  • Enfermedad autoinmune: en este tipo de trastornos el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan tus propios tejidos. El más frecuente es la tiroiditis de Hashimoto.
  • Antecedente de cirugía tiroides: los pacientes que han requerido resección parcial o total de la glándula tiroides no producirán cantidad suficiente de hormonas y tendrán que ser medicados con hormona tiroidea.
  • Radioterapia: pacientes sometidos a radioterapia para tratamiento de cáncer de cabeza y cuello pueden tener afectación en el funcionamiento de la glándula que lleve al hipotiroidismo.
  • Medicamentos: existen varios medicamentos que pueden alterar la función normal de la tiroides.
  • Tratamiento de hipertiroidismo: pacientes en tratamiento para hipertiroidismo con yodo radiactivo o medicamentos anti tiroideos en algunas ocasiones pueden disminuir la producción de hormona tiroidea originando hipotiroidismo.

Hipertiroidismo

El hipertiroidismo se produce cuando la glándula segrega demasiada hormona (tiroxina). Esto deriva en una aceleración del metabolismo, originando pérdida involuntaria de peso, incremento de la frecuencia de los latidos del corazón o, en algunas ocasiones, arritmias, aumento de apetito, nerviosismo, ansiedad e irritabilidad, temblores, sudoración, cambios en el ciclo menstrual, cambios en el hábito intestinal, fatiga y debilidad muscular, dificultad para dormir, adelgazamiento de la piel y fragilidad en el cabello.

Las causas más frecuentes de hipertiroidismo son:

  • Enfermedad de Graves: es la causa más frecuente de hipertiroidismo. Corresponde a un trastorno autoinmune en la cual se estimula la glándula para producir demasiada tiroxina (T4).
  • Tiroiditis: inflamación de la glándula.
  • Nódulos tiroideos hiperfuncionantes: la mayoría de los nódulos tiroideos no se originan por sí solos sino por alteraciones hormonales, sin embargo, algunos de ellos pueden segregar tiroxina de forma independiente llevando al hipertiroidismo.

 

  1. Enfermedad de la tiroides no relacionada con alteración hormonal:

Este grupo de alteraciones de la tiroides puede ser difícil de detectar, ya que en muchos casos son asintomáticas y no se hacen evidentes hasta encontrar un crecimiento significativo de la glándula o de una lesión nodular.

  • Nódulo tiroideo: corresponde al crecimiento focal del tejido glandular que es reemplazado por uno o varios nódulos. El resto de la glándula conserva su apariencia normal.
  • Bocio multinodular: se caracteriza por un crecimiento difuso de la glándula la cual se encuentra reemplazada por múltiples nódulos. En algunos casos está relacionado con alteración de la producción de hormonas tiroideas.

Diagnóstico de la enfermedad tiroidea

El diagnóstico de enfermedad tiroidea se realiza de la siguiente manera:

  • Si hay síntomas de hipotiroidismo, hipertiroidismo o se palpa alguna anormalidad en la glándula durante el examen físico. Será necesario evaluar el funcionamiento de la tiroides a través de exámenes sanguíneos que medirán la producción de hormonas de la glándula.
  • Palpación de cuello (examen físico). El médico palpará el cuello y le pedirá que trague lo cual permitirá percibir con mayor sensibilidad el crecimiento de la glándula o la presencia de nódulos.
  • En caso de palpar nódulos tiroideos, la ecografía será un estudio diagnóstico de gran ayuda para evaluar la naturaleza sólida o quística de la lesión y de esta manera evaluar la probabilidad de que esté relacionado o no con cáncer.
  • Aspiración con aguja fina (acaf). De acuerdo a las características ecográficas y el tamaño de los nódulos tiroideos en algunos casos, será necesario tomar una muestra de las células de estos nódulos a través de aguja muy fina (delgada) para determinar si hay posibilidad de cáncer.
  • Gammagrafía de tiroides. Este método diagnóstico utiliza la inyección venosa de yodo radiactivo mientras se toman imágenes en una cámara. Los nódulos que producen exceso de hormona tiroidea (nódulos hiperfuncionantes) absorben mayor cantidad de yodo que el tejido tiroideo normal y pueden asociarse con hipertiroidismo. Estos nódulos casi nunca son cancerosos. 

Generalidades del tratamiento de la enfermedad tiroidea

  • En el caso de hipotiroidismo, el tratamiento se realizará administrando la hormona tiroidea (levotiroxina). 
  • Para el hipertiroidismo existen varias alternativas como la administración de yodo radiactivo, el cual es absorbido por la glándula reduciendo su tamaño y funcionamiento y, eventualmente, también el de nódulos hiperfuncionantes. También existe la opción de administrar medicamentos antitiroideos como el metimazol. Finalmente, si el tratamiento con yodo radiactivo o medicamentos antitiroideos no es una opción, existe la posibilidad de realizar cirugía para eliminar el nódulo tiroideo hiperfuncionante. 
  • La inmensa mayoría de nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos). En estos casos se realizará vigilancia clínica y ecográfica para evaluar que no haya crecimiento o cambios en las características del nódulo que ameriten la realización de una aspiración con aguja fina (acaf). Si se demuestra estabilidad en el tiempo es posible que no haya que realizar ninguna terapia. Hay algunos nódulos no cancerosos que son de gran tamaño y pueden originar dificultades para la respiración o la deglución. Lo mismo ocurre en pacientes que tienen bocios multinodulares. En estos casos es probable que se beneficien de cirugía.
  • Para los nódulos a los cuales se les realiza aspiración con aguja fina (acaf) y son cancerosos, pueden existir varios escenarios: nódulos muy pequeños (generalmente menores de 10 mm) ,se puede realizar vigilancia activa con ecografía y pruebas sanguíneas, ya que muchos de ellos no tienen comportamiento agresivo. En el caso de nódulos cancerosos de mayor tamaño posiblemente requerirán resección completa o parcial de la glándula, de acuerdo al criterio del cirujano de cabeza y cuello.
  • Después de la resección de la glándula se necesitará tomar de por vida la hormona tiroidea (levotiroxina) para reemplazar la hormona que no será secretada por la glándula.

En conclusión, la enfermedad tiroidea es una entidad relativamente frecuente en la cual es necesario integrar los hallazgos clínicos, pruebas hormonales, hallazgos ecográficos y, en algunos casos, de medicina nuclear (gammagrafía) para que su médico determine cuál es el mejor tratamiento a seguir.

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