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Recorre las técnicas para el diagnóstico de enfermedades hepáticas

El diagnóstico de las enfermedades hepáticas no puede hacerse a simple vista o con base en la sola descripción de síntomas que se asocien a ellas.

De hecho, puede que un dolor fuerte en la zona abdominal, las náuseas recurrentes después de ingerir ciertos alimentos o la pérdida de apetito no provengan, necesariamente, de una patología ubicada en ese órgano.

Por eso es que las imágenes diagnósticas se convierten en el aliado ideal de los médicos que están en la búsqueda de un diagnóstico preciso y oportuno.

Hoy veremos cuáles son las técnicas que permiten concluir la presencia de una anomalía en ese órgano vital.

Inflamación en área del hígado

La inflamación del hígado y de sus alrededores pueden ser ocasionadas por la colecistitis, la colangitis o por abscesos hepáticos:

Pero ¿cómo se identifica cada enfermedad? La respuesta se encuentra en el área donde se produce la inflamación. Cuando la vesícula biliar se inflama, se está en presencia de la colecistitis. Y debe ser tratada, porque la función de ese pequeño órgano es muy importante: almacena la bilis producida por el hígado.

Si la inflamación se ubica en los conductos biliares recibe el nombre de colangitis. Poder diagnosticarla es crucial, porque estas estructuras son las que se encargan de transportar la bilis.

Y cuando la inflamación se debe a la acumulación de materia o pus en el hígado puede ser un absceso hepático, causado por una bacteria o un parásito.

Síntomas

Colecistitis Colangitis Abscesos hepáticos
– Dolor intenso en la parte superior derecha o central del abdomen, que se irradia hacia la espalda o el hombro derecho.

– Sensibilidad al tacto en el abdomen, por donde se ubica la vesícula biliar.

– Náuseas y/o vómitos, después de comer alimentos grasos.

– Fiebre leve a moderada.

 

– Dolor abdominal fuerte, ya sea continuo o intermitente.

– Fiebre alta.

– Escalofríos.

– Ictericia (coloración amarilla de la piel).

– Náuseas y vómitos.

– Orina oscura y heces de color claro.

– Fiebre elevada.

– Dolor en la parte superior del abdomen – Sensibilidad en la ubicación del hígado.

– Disminución del apetito.

– Náuseas y vómitos.

– Malestar general y debilidad.

 

 

Métodos para diagnosticarlas

Dejar claro la presencia de estos síntomas no permite determinar, por sí solo, qué tipo de enfermedad es a la que te enfrentas. Y, por eso, los médicos prefieren acudir a diferentes técnicas diagnósticas, que, para las enfermedades inflamatorias hepáticas, pueden ser:

  • Ecografías abdominales: También son conocidas como “eco” y ultrasonografía. Emplea ondas sonoras de alta frecuencia (de baja potencia y sin riesgo) para crear imágenes de la vesícula biliar, de los conductos biliares y del hígado.
  • Tomografías computarizadas (TC) abdominales: Un equipo especial de rayos X logra imágenes más detalladas y con mayor resolución del sistema hepático, por lo que sus resultados son más precisos.
  • Resonancias magnéticas abdominales: Mediante un poderoso campo magnético, ondas de radio y una computadora se producen fotografías más detalladas de las estructuras hepáticas y biliares.

Esta tecnología, que está disponible en IMEDI, y está al servicio de quienes están en la búsqueda de un diagnóstico confiable.

Detección de tumores

Cuando se detecta un crecimiento anormal de las células del hígado y de las vías biliares puede ser por la presencia de un tumor. Si el hallazgo se produce en el hígado se le denomina “tumor hepático” y si está ubicado en los conductos biliares se denomina “tumor de vías biliares”.

Este tipo de anomalía puede ser benigna o maligna, pero, en ambos casos, presentan síntomas comunes, que pueden variar dependiendo del tamaño y de la ubicación de la lesión.

Pueden ocasionar:

– Dolor abdominal, sobre todo en la parte superior derecha.

– Sensación de hinchazón en el abdomen.

– Pérdida de peso inexplicable.

– Fatiga y debilidad.

– Ictericia.

¿Cómo se logra el diagnóstico de este tipo de tumores?

Poder ver lo que ocurre al interior del cuerpo es vital. Por eso es que, en estos casos, también se recomienda el uso de la ecografía abdominal, de la tomografía computarizada abdominal y de la resonancia magnética abdominal.

Pero, además, también puede acudirse a biopsias guiadas por imágenes, con el objetivo de analizar una muestra proveniente del tejido del tumor.

Y esta técnica resulta útil porque permite confirmar el diagnóstico y determinar si el tumor es benigno o maligno.

Para los profesionales de la salud diagnosticar una enfermedad hepática es crucial, porque solo así pueden ordenar el tratamiento adecuado y mejorar la expectativa o la calidad de vida del paciente. Al enfrentarse a síntomas comunes, necesitan saber con precisión qué es lo que ocurre y la tecnología que ofrecen las diferentes técnicas diagnósticas son la mejor opción.

En IMEDI lo sabemos, por eso ponemos a disposición nuestros servicios de imágenes diagnósticas que apoyan un resultado oportuno. ¡Contáctanos!

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