La presencia de nódulos en la glándula tiroides es una afección bastante frecuente que se encuentra con una prevalencia de hasta un 60% por ecografía en la población general. La mayoría de estos nódulos tiroideos son asintomáticos y se detectan incidentalmente en pruebas imagenológicas como en ecografías y tomografías computarizadas. De hecho, el uso extendido de estas modalidades diagnósticas hace que se detecten con más frecuencia.
En Imedi somos especialistas en imágenes diagnósticas que ayudan a detectar este tipo de enfermedades, por esta razón, en este artículo te contaremos todo sobre los nódulos tiroideos. Para empezar, es importante aclarar que menos del 15% de los nódulos detectados afectarán de alguna manera su salud, por lo que el objetivo principal de la evaluación diagnóstica de los nódulos tiroideos es identificar cáncer de tiroides.
¿Quiénes son más propensos a sufrir nódulos tiroideos?
Hasta un 50% de las personas pueden tener nódulos tiroideos cuando son adultos, incrementando la frecuencia en personas de edad avanzada, mujeres y fumadores. Sin embargo, la mayoría de nódulos detectados son pequeños y, como se mencionó previamente, no originan síntomas ni problemas de salud.
Algunos estudios en los cuales se tiene en cuenta la evaluación ecográfica y la aspiración con aguja fina (ACAF), muestran que el riesgo de cáncer de tiroides en cualquier paciente que presente nódulo es de aproximadamente del 7-15%.
La mayoría de veces, el cáncer de tiroides es de tipo papilar, el cual es indolente (pueden estar por mucho tiempo sin crecer y no ocasiona síntomas, hasta que se encuentra en estadio avanzado). Estudios no han mostrado una diferencia significativa en los resultados a largo plazo entre los pacientes en los cuales se comprueba cáncer con tamaño menor de 1 cm y son llevados a tiroidectomía, versus aquellos que se les hace seguimiento sin intervención quirúrgica. Esto quiere decir que, en general, la mayoría de tumores de la glándula tiroides, no tienen un comportamiento agresivo y tienen una alta tasa de curación y sobrevida a largo plazo.
Procedimientos para tratar los nódulos tiroideos
El ACAF es un procedimiento que se realiza en los pacientes que tienen nódulos tiroideos en los cuales se hace una ecografía y, por sus características o su tamaño, es necesario descartar cáncer. Este consiste en introducir una aguja muy delgada en el nódulo guiándonos por ecografía para tomar muestras de las células de dicho nódulo. Éstas muestras se extienden en placas que se envían para estudiar en el microscopio y de esta manera determinar si se trata de un nódulo benigno o maligno.
Importancia de la ecografía en la detección de los nódulos tiroideos
La ecografía juega un papel importantísimo en la caracterización de los nódulos tiroideos y nos da herramientas para determinar si ameritan un estudio citológico con ACAF o simplemente es un nódulo con características benignas y no requiere ningún estudio adicional. Es superior a otras modalidades diagnósticas en la caracterización de nódulos tiroideos, sin embargo, los hallazgos frecuentemente no son específicos, y el diagnóstico definitivo usualmente requiere una aspiración con aguja fina (ACAF), biopsia o incluso, en algunos casos cirugía.
Otra ventaja de la ecografía, es la evaluación de los ganglios del cuello ya que es el sitio más frecuente donde hace metástasis el cáncer de tiroides. Los ganglios aumentados de tamaño, con engrosamiento de la corteza o alteración de su forma, pueden llamar la atención del radiólogo y también requerir ACAF para determinar si se trata de metástasis.
La ecografía es de gran utilidad para detectar nódulos tiroideos, caracterizar nódulos que se sospechan clínicamente, guiar radiólogo para establecer el sitio más propicio para puncionar cuando es necesario realizar ACAF y detectar ganglios sospechosos de metástasis en el cuello.
Nuestro trabajo en Imedi como radiólogos es identificar mediante ecografía algunas características de estos nódulos que permiten definir si son benignos, no sospechosos de cáncer, levemente sospechosos, moderadamente sospechosos o si tienen alta sospecha de cáncer. Para ello evaluamos su tamaño, si es sólido o quístico (con contenido líquido), como son sus contornos o si tienen calcificaciones entre otras particularidades que nos permiten definir la posibilidad de que este nódulo sea cáncer o no y de esta manera establecer si requiere ACAF para aclarar el diagnóstico.
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